Fuerzas externas y oligarquía amenazan la democracia en Bolivia, dice ex embajador

Por Leonardo Wexell Severo / Vermelho / Resumen Latinoamericano, 16 de marzo de 2025.
Horácio Villegas Pardo, ex embajador de Bolivia en Brasil | Foto: reproducción/ComunicaSul
Horácio Villegas Pardo advierte sobre divisiones internas en el MAS e intereses externos, que podrían facilitar el regreso de la derecha e impactar el futuro geopolítico del país.
“Bolivia, como país rico, también está en una disputa geopolítica a nivel global. “Somos muy ricos en minerales, gas, oro, tierras raras”, afirmó Horácio Villegas Pardo, ex embajador de Bolivia en Brasil, en entrevista exclusiva con ComunicaSul (ver abajo), advirtiendo que “los intereses externos están actuando para tomar por asalto la presidencia en agosto próximo”. A partir de 2006, recordó Villegas, hubo “un crecimiento exponencial de la economía que se explica principalmente por la nacionalización de los hidrocarburos, la distribución de la riqueza y el crecimiento del mercado interno”.
El exembajador destacó que Evo Morales (2006-2019) y Luis Arce (2020-2025), ambos del Movimiento Al Socialismo (MAS), fueron los presidentes responsables de la gran transformación hacia la industrialización, contribuyendo a romper las ataduras del neoliberalismo y el imperialismo. Pero, lamentablemente, las divisiones en el campo nacional y popular en este momento están exacerbando los problemas y trayendo consecuencias “no sólo políticas, sino principalmente económicas”. La dimensión política, evalúa, “seguramente aparecerá en su verdadera magnitud en agosto de este año, en las elecciones presidenciales”, y podría “facilitar el retorno de la derecha al poder”.
¿Cómo analiza el proceso de industrialización y nacionalización dentro del actual modelo político y económico implementado por el gobierno boliviano?
El actual proceso de industrialización boliviano no puede entenderse sin una mirada de largo plazo: la llegada del Movimiento Al Socialismo (MAS) al poder en 2006, que constituyó un hito histórico. Es en este momento que se logra retomar el control estatal, nacional de los hidrocarburos, principalmente del gas. Éste constituye el modelo económico, base del modelo de Estado de Bolivia en los últimos 20 años. Si en 2005 nuestro Producto Interno Bruto (PIB) era de cuatro mil millones de dólares, luego de aplicar el modelo, con las diferentes medidas, el país tuvo tasas de crecimiento de alrededor del 5% anual, alcanzando un PIB de 42 mil millones de dólares.
El crecimiento exponencial de la economía se explica principalmente por la nacionalización de los hidrocarburos, la distribución de la riqueza y el crecimiento del mercado interno.
El crecimiento exponencial de la economía se explica principalmente por la nacionalización de los hidrocarburos, la distribución de la riqueza y el crecimiento del mercado interno, que constituyen las bases del modelo. En esto se basa el proceso de industrialización de nuestros hidrocarburos y nuestras materias primas. Esta constituye la fase culminante de nuestro modelo económico. Con la industrialización ya no venderemos sólo gas como materia prima. El litio es otro ejemplo: aunque tenemos las mayores reservas del mundo y todavía vendemos materias primas, estamos trabajando para agregar valor rápidamente.
En todo caso, la reciente apertura de la siderúrgica Mutum, en la frontera con Brasil, era un sueño de los bolivianos desde hacía más de 50 años. Inaugurada hace unas semanas, la acería es el resultado de unas obras que comenzaron en 2010. Por tanto, la industrialización no se puede entender sin la estructura que la ha conducido, los cambios en nuestra economía y todos los cambios profundos que se necesitan para entender todo lo ocurrido.
¿Y cómo afectó esto la vida cotidiana de los bolivianos?
La calidad de vida de las personas ha mejorado significativamente, porque si hay un avance tan notable en la economía, eso se traduce en que las condiciones de vida de la población –y de los trabajadores como tales- progresan. En el modelo de vida neoliberal al que estuvo sometida Bolivia hasta 2005, cualquier trabajador, fuera de fábrica o de servicios, tenía inestabilidad laboral y sobrevivía con un salario muy pobre. Sus condiciones de trabajo estaban completamente marcadas por la inseguridad.
Con la llegada del MAS al poder esto cambió drásticamente y la tasa de inflación se redujo al mínimo. Ahora tenemos un salario real y un salario nominal creciente, trabajadores que ahora tienen mayor poder adquisitivo, pudiendo adquirir más productos para su subsistencia. La población boliviana se está beneficiando de cambios estructurales, en comparación con otros países, donde los salarios de los trabajadores no son suficientes para cubrir las necesidades básicas. Las condiciones de vida mejoran significativamente y hay más estabilidad.
Más salarios y más empleos.
Exactamente. Comienza a surgir un círculo virtuoso de crecimiento. Donde la economía va bien, las empresas y los empleos van bien y la población vive mejor. Es un modelo que la derecha y las oligarquías lamentablemente nunca han logrado construir, con niveles de pobreza del 70 al 75% y una economía extremadamente pobre. Ése fue el legado neoliberal. Con el modelo implantado por el presidente Evo Morales (22 de enero de 2006 – 10 de noviembre de 2019) esto cambia drásticamente. Es una situación que, por supuesto, no cayó del cielo, fue resultado de decisiones políticas.
Seguí el golpe de Estado de Jeanine Áñez en 2019, la quema de organizaciones campesinas en Santa Cruz por parte de la derecha y las detenciones y asesinatos de opositores en Cochabamba y La Paz. Actualmente, existe una división entre las fuerzas armadas nacionales y el MAS. ¿Cuál es su evaluación?
Esta división del movimiento que ha gobernado Bolivia durante prácticamente los últimos 18 años, como cualquier partido político del mundo, contiene diferencias y voces discrepantes. Lamentablemente, sin embargo, el MAS no pudo resolver sus problemas internos. Hubo algunas actitudes muy equivocadas que llevaron a esta división entre las líneas del presidente Arce y el expresidente Evo. Es necesario entender que en el año 2019 hubo un golpe de Estado, una ruptura del gobierno democráticamente electo que se llevó a cabo por fuerzas externas y por fuerzas internas en Bolivia.
A partir de las elecciones de 2020, quien elige el nombre de Luis Arce para ser candidato, junto a organizaciones sociales, es el presidente Evo Morales. Por tanto, es inaceptable que esta división se produzca en un momento en que Bolivia necesita retomar un proyecto que ya estaba en marcha. Estas disputas internas por mantener o permanecer en el poder conllevan consecuencias no sólo políticas, sino principalmente económicas. La dimensión política seguramente aparecerá en su real magnitud en agosto de este año, en las elecciones presidenciales.
Desgraciadamente, la mezquindad del poder hace que ni la historia del partido ni los líderes naturales de las democracias latinoamericanas sean respetados. Esto podría provocar que los gobiernos neoliberales que tanto daño han hecho a Bolivia regresen al poder, principalmente bajo el argumento económico. Así, en las actuales condiciones coyunturales, todo lo construido en los últimos 20 años queda negado, donde esta división se palpa en la población boliviana, que no los comparte, y de la que está cansada. Al meter a todos en el partido [en la misma crítica], es imposible ver el bien que ha hecho el MAS por el país.
Esta división podría tener una consecuencia fatal en el sentido de que se instaurara nuevamente un gobierno antipopular, un gobierno antinacional. Porque lo que ha caracterizado a los gobiernos de derecha, a todos los gobiernos neoliberales, es precisamente no querer que Bolivia progrese y se desarrolle. Tenemos una historia de 180 años de vínculos, donde la mayoría de nuestras poblaciones y pueblos indígenas no se desarrollaron, no fueron incluidos en el Estado como actores políticos. Lo que había era una casta blancoide , una casta vinculada a intereses imperialistas que siempre controlaron y dominaron el poder.
Obviamente, quienes necesitaron perpetuar las condiciones del subdesarrollo para mantenerse en el poder son los mismos que vinieron a alimentar la disputa en torno al MAS. Con la división, esta derecha tiene grandes posibilidades de volver al poder. Repito: esta disputa fue innecesaria, son asuntos mezquinos que hacen que no se respete la historia del movimiento social y popular, ni la de sus dirigentes.
¿En tu opinión qué deberían hacer Evo y Arce?
A nivel personal, creo que Evo Morales todavía tiene mucho apoyo de la población boliviana, que recuerda la estructura histórica de su gobierno. Dicen que la vida nunca ha sido tan buena como en aquellos años. Creo que esa memoria existe y eso se refleja en las encuestas: Evo tiene entre un 20 y un 25% de apoyo, mientras que Arce no tiene ningún apoyo, con alrededor de un 2 y un 3%. Es necesario respetar la realidad, porque ella se impone. Por eso, para continuar con el proyecto nacional y popular, el liderazgo del presidente Evo es fundamental. Desafortunadamente, en estos cinco años no fue posible encontrar canales para continuar el desarrollo y hubo un recorte muy drástico en lo que se estaba haciendo. Creo que hay que respetar la realidad y que la tarea no se realizó en el momento adecuado.
Ahora el presidente Arce no permite que el organismo electoral haga posible la candidatura de Evo y hay un 20-25% de la población boliviana sin nadie por quien votar. En este caos electoral aparecen candidatos con discursos electorales que van tomando fuerza, como ocurrió en Argentina o en otras latitudes, mezclando política y evangelio…
Lamentablemente veo una situación muy compleja cuando al expresidente Evo Morales no se le permite postularse. Esto abre una puerta muy grande para que el radicalismo gane fuerza y pueda establecerse como gobierno. La consecuencia de esto es un retroceso. Bolivia volvería a ascender a esos niveles de subdesarrollo, en los que nuestra economía avanzaría poco o nada, a pesar de disponer de gran cantidad de recursos naturales.
Porque Bolivia, como país rico, también está en una disputa geopolítica a nivel global. Somos muy ricos en minerales, gas, oro, tierras raras. Está claro que hay muchos intereses externos en juego en nuestro país y estas divisiones internas contribuyen en gran medida a este juego.
¿Y cuál es el papel de Brasil en todo esto?
La participación del presidente Lula y su gobierno es muy importante en la región. A nivel sudamericano, siempre tenemos el recuerdo de este Lula unificador, con Kirchner en Argentina, Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, Lugo en Paraguay y Mujica en Uruguay.
Lula jugó un papel trascendental, importantísimo, y creo que nuestra América necesita una unidad mucho más amplia y los países más pequeños necesitan mucha más unidad de su hermano mayor, que necesita estar a la altura de la historia y de las circunstancias.Etiquetas
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Leonardo Wexell SeveroPeriodista y analista internacional
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