Cuba. A 65 años del brutal acto de terror, Cuba exige respuestas (I)

Por José Luis Méndez Méndez. Resumen Latinoamericano, 04 de marzo de 2025.
Han transcurrido seis décadas y media, del atroz acto de terror contra el barco francés La Coubre, en la rada habanera, que dejó más de cien muertos, cientos de heridos, además de secuelas y cicatrices indelebles en la memoria histórica de los cubanos. Cuba exige las respuestas acumuladas en los archivos estadounidenses, documentos secretos, que esperan ser desclasificados para que revelen la verdad, tan escondida.
Las agencias especializadas de Estados Unidos de oficio realizaron investigaciones, elevaron a la administración de turno los resultados de sus pesquisas, también intercambiaron datos con sus aliados de Bélgica y Francia, quienes por igual indagaron para esclarecer la muerte de seis ciudadanos franceses, las causas del barco hundido y las pérdidas millonarias belgas.
Un mutismo cómplice ha acompañado los casi 28 mil días pasados desde la fatídica tarde, razones estadunidenses sobran para haber indagado lo ocurrido, en contestación a las clásicos por qué, para qué, quién, dónde, cuándo, que explicará el motivo del acto de pavor, incluso sin que medie en el análisis, la histórica y sistemática política agresiva de sucesivas administraciones de Estados Unidos, obcecadas en derrocar a la Revolución cubana, basta analizar los hechos, reflexionar y llegar a conclusiones.
Existía todavía una embajada de Estados Unidos en Cuba, sus funcionarios laboraban con normalidad, al conocer lo acontecido debieron interesarse por el destino de Donald Lee Chapman, ciudadano estadounidense, solitario viajero de esa nacionalidad. Pasajero en un barco con carga militar entre otras mercaderías. Se estableció que el referido pasajero, según los hallazgos en sus pertenencias, acostumbraba a viajar en cruceros lujosos. Comodidad que cambió para hacinarse en un camarote precario habilitado por el Capitán de la nave por insistencia de la naviera francesa. Para lograrlo, dos grumetes fueron desenrolados de la tripulación para hacerle espacio al insistente peregrino. Para más dudas, iba con destino final al estado de Nebraska, pero descendería en Miami.
Otro motivo para averiguar, es que la mayor parte de la mercancía, tenía destinatarios en esa ciudad floridana. Allí subiría a bordo la familia Miller integrada por cuatro de sus miembros, dos mayores y dos menores, además el barco descargaría y tomaría carga en los puertos de Port Everglades y en la mencionada ciudad.
Inmediatamente después de las explosiones varios turistas curiosos de Estados Unidos, estaban en la zona portuaria en la toma de fotos, fueron detenidos para ser indagados y la embajada estadounidense intercedió en su identificación y liberación. Estos trámites, sin lugar a dudas, generaron documentos que fueron archivados en la sede diplomática y enviado copias a las agencias correspondientes.
Registra la historia que Estados Unidos, se había negado a vender armas a Cuba, así como había ejercido presiones sobre otros países para que no proporcionaran armamento al gobierno revolucionario, las agencias encargadas de hacer efectivo ese boicot, debieron haber seguido las rutas de las compras cubanas, incluso por el hecho de que ya el barco La Coubre, había traído armas belgas a la Isla en octubre de 1959, era por tanto una nave controlada y seguida por sus agentes.
Los efectos del siniestro, privó a la defensa cubana de 44 toneladas de granadas y 31 de municiones, entonces hubiese valido el esfuerzo investigar quien había hecho ese servicio al país más interesado en que no llegaran a su destino ese armamento, cuando ya el plan de invasión a la Isla, se gestaba y fue aprobado el 17 de marzo de ese año 1960, dentro de un vasto programa titulado “de agresiones contra el régimen de Castro”.
Para más evidencia de la conspiración agresiva el 9 de marzo, cinco días después de la explosión el grupo especial WH-4 de la CIA, creado para estructurar el derrocamiento de la joven Revolución, realizó una reunión de balance presidido por el coronel J.C. King, según obra en un documento secreto desclasificado, momento en que se analizó los aspectos derivados del suceso e incluso se promovió acelerar la eliminación física de los principales dirigentes cubanos, como alternativa para alcanzar los objetivos propuestos.
Desde mediados de 1959, la representación en Cuba de esa agencia, también de la DIA, así como el grupo del FBI instalado en esa sede desde antes del triunfo revolucionario, priorizaron la búsqueda de información sobre las compras de armas de Cuba. Estados Unidos había presionado a Inglaterra, para que no suministrara nuevos aviones a la defensa cubana. El tema armas era una alerta de máxima prioridad dentro de la sede diplomática y sus colaboradores diseminados por todo el país estaban al acecho de cualquier dato.
En Estados Unidos deben haber documentos sobre la recolección de información de sus agencias de inteligencia sobre la llegada a Cuba de barcos con armamento. los dos viajes de La Coubre, uno en octubre de 1959 y el otro en marzo de 1960 no debieron haber escapado al conocimiento de la red de espías situados en el puerto de La Habana, esta era una prioridad de inteligencia.
En particular, deben existir informaciones en la CIA sobre los esfuerzos de Cuba para adquirir armamento en el mercado internacional, lo cual era una prioridad entonces. Continuará…
(*) Escritor y profesor universitario. Es el autor, entre otros, del libro “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Es colaborador de Cubadebate y Resumen Latinoamericano.
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