Colombia. Respuesta de las FARC-EP a la carta del Consejo Regional Indígena del Cauca (abril 2024)
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Por FARC-EP, Rebelión/ Resumen Latinoamericano, 15 de febrero de 2025.
Señores: Autoridades del Consejo Regional Indígena del Cauca – CRIC.
Cordial saludo.
Pedimos disculpas si esta carta de respuesta tardó más tiempo del que hubiéramos querido. Comprenderán que situaciones relativas a la guerra, los problemas ocasionados en la mesa de negociaciones con el gobierno de Petro, incluido el faccionalismo de un sector hoy alejado de esta organización, nos impidió responder con la celeridad deseada. De la misma manera, hemos considerado que la importancia de su documento ameritaba una respuesta no del bloque, sino de la más alta instancia de nuestra organización militar, del Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP. Es por ello que aunque hemos tardado, esta respuesta esperamos que no solamente responda a las inquietudes que nos plantean, sino que abra un espacio político para solucionar los roces que se han presentado entre ustedes, como autoridades, y nosotros, como guerrilla revolucionaria.
Nuestra organización es la continuadora de la lucha de los campesinos e indígenas comunistas que en la época de la Violencia tomaron las armas para defenderse de las agresiones de los conservadores, del Estado y más tarde, de los liberales «limpios». Estas luchas llevaron al nacimiento de las FARC-EP en 1964. Nuestra organización tiene esos mismos principios, se rige por esos mismos estatutos, y su programa político está contenido en los documentos «Programa Agrario de los Guerrilleros» y «La Plataforma Bolivariana por la Nueva Colombia». Quien quiera conocer lo que pensamos, debe referirse a esos documentos, así como a las actas de las conferencias guerrilleras, exceptuando la parodia llamada X Conferencia en la cual se entregó al movimiento guerrillero por un secretariado entreguista y arrodillado. Nuestra organización continuó esa lucha, cuando el camarada Iván Lozada, oliendo la traición, decidió no entregarse y continuar esta lucha por el bienestar del pueblo, por la solución política al conflicto armado, por la reforma agraria y por acabar con el estado contrainsurgente que aun en épocas de «progresismo» sigue vivo. Esas fueron las propuestas que llevamos a la mesa de negociaciones con el gobierno, hasta que Petro consideró que su prioridad era fragmentar al movimiento revolucionario para arrodillarlo. Así no se construye paz.
Nuestra organización siempre ha sentido un profundo respeto por la contribución de los pueblos indígenas a nuestro país. Ya en 1964 el programa agrario de los guerrilleros, documento fundacional de nuestra organización, declaraba que la causa de los indígenas es una causa que abrazó las FARC-EP cuando para casi toda la izquierda los indígenas eran invisibles. Dice este programa en su sexto punto:
«Se protegerán las comunidades indígenas otorgándoles tierras suficientes para su desarrollo, devolviéndoles las que les hayan usurpado los latifundistas y modernizando sus sistemas de cultivos. Las comunidades indígenas gozarán de todos los beneficios de la Política Agraria Revolucionaria. Al mismo tiempo estabilizará la organización autónoma de las comunidades respetando sus Cabildos, su vida, su cultura, su lengua propia y su organización interna.»
Estos principios aún nos animan. Por décadas nuestra organización ha apoyado y contribuido al desarrollo de estos principios en la práctica. Hemos desarrollado acuerdos con las comunidades indígenas en todo el territorio y hemos demostrado un profundo respeto por las culturas indígenas. Este hecho es innegable por el apoyo que ha ganado nuestra organización entre las comunidades indígenas, y para nadie es un secreto que gran parte de nuestros combatientes vienen de estas comunidades y son indígenas. Esto es tan cierto ahora como en el nacimiento del movimiento guerrillero, animado por dignos indígenas como Ciro Trujillo y Charro Negro.
Esta historia no se invalida por una serie de malentendidos que ha habido en el último tiempo, que han llevado a situaciones trágicas tanto para el movimiento indígena como para el movimiento guerrillero. Estas situaciones han sido hechas más complejas por la presencia de otros actores en el territorio que han complejizado el conflicto. Si en algo hemos fallado, y si en nuestra práctica hemos cometido errores, eso no niega ni nuestra convicción ni estos principios. En su carta nos acusan de una serie de situaciones, algunos que reconocemos, otras que negamos categóricamente, y otras que toca establecer porque dan por verdades temas de los cuales no se han establecido claramente responsabilidades. También nosotros podemos ver una serie de vulneraciones que no vale la pena detallar en esta carta, pero que comprometen la integridad física y moral de nuestra tropa, que compromete su seguridad, entregando a muchos de nuestros combatientes, muchos de ellos indígenas, a las mazmorras del estado en forma de «patios prestados». Comprenderán que ninguna organización revolucionaria puede permitir estas situaciones, lo que nos ha puesto muchas veces en una situación muy complicada.
Creemos que la única manera de poder establecer los errores propios, los nuestros los de ustedes y los de otros, es mediante un diálogo fraterno y constructivo. Un diálogo para establecer responsabilidades, tomar medidas para que estos errores jamás vuelvan a ocurrir, y para que encontremos un mecanismo para que cada uno respete su autonomía, su espacio y busquemos conjuntamente horizontes para superar esta guerra que ha impuesto la oligarquía. Diálogo al que estamos abiertos y que creemos que puede servir, como en el pasado, para encontrar esa fórmula que detenga esta escalada de violencia y que desescale el lenguaje.
En un momento de aguda crisis de la política de paz total, este diálogo puede servir para demostrar que si cuesta avanzar en la paz con justicia social por arriba, desde abajo no perdemos la fe y que podemos dar ejemplo de cómo avanzar hacia construir la solución política. Este diálogo puede ser una bocanada de aire fresco para el país en un momento en que no podemos desfallecer en la búsqueda de la solución política. Estamos dispuestos a dar pasos para hacer este diálogo realidad, para lograr acuerdos y tenemos plena disposición para escuchar sus propuestas y buscar consensos que nos permitan vivir en paz en el territorio.
SECRETARIADO NACIONAL DEL ESTADO MAYOR CENTRAL
FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA EJERCITO DEL PUEBLO
FARC-EP
12 de febrero de 2025
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