Venezuela fue una fiesta: el chavismo juró con Maduro y la oposición volvió a fracasar en sus malos augurios
Por Carlos Aznárez, desde Caracas, Resumen Latinoamericano,10 de enero de 2025.
Qué sana envidia provoca salir a las calles de Caracas y de toda Venezuela, y darse cuenta que el bravo pueblo ha vuelto a ratificar sus niveles enormes de lealtad para un proceso revolucionario que lo ha hecho crecer en conciencia y bienestar. Ver las multitudinarias columnas de mujeres y hombres de todas las clases sociales, pero con clara preponderancia de las y los más humildes, ataviados con sus camisetas reivindicativas, ondeando banderas de sus movimientos, organizaciones ligadas al chavismo, dirigirse hacia el Palacio Miraflores para festejar la asunción del cargo de su presidente, es la muestra que desenmascara toda la campaña de mentiras e infundios que viene sufriendo el chavismo venezolano desde hace años.
Es que el compromiso con todo lo conquistado que sienten millones de venezolanos supera todas las posibles deficiencias que cualquier escenario de características emancipatorias contiene en su interior. No se puede engañar tan fácilmente a un pueblo que conserva la memoria de lo que fue la Cuarta República bajo el tutelaje de una burguesía que tenía los pies puestos -a veces- en el territorio y el corazón y la cabeza en Miami o en cualquier punto central de los Estados Unidos. De allí que desde aquel punto de inflexión que significó el Caracazo de 1989 hasta la concreción, diez años después, de lo más parecido a una utopía revolucionaria con Hugo Chávez como timonel, todo se fue encadenando para demostrar que vale la pena tanto sacrificio.
En ese marco histórico, se llega hasta este viernes en que Caracas se mimetizó en una gran movilización y fiesta de masas. Ese hecho, exponente de la fortaleza del movimiento revolucionario, tiene además, en este caso, una sencilla explicación: la gente de a pie de la nación caribeña, está harta que un grupo de exponentes de la más rancia extrema derecha, encabezados por María Corina Machado y su perrito faldero, (In)mundo González Urrutia, intentaran sus intenciones de arruinar la paz que reina en el país. Y que para más datos, recurrieran al apoyo exterior para desestabilizar y derrocar al gobierno.
Así se llegó a este presente, en que reina la satisfacción popular de haber alcanzado una nueva victoria, que los llena de orgullo al comprobar que sus enemigos no son invencibles. Por eso los cantos, las burlas, los bailes, la rumba contagiosa, el “bochinche”, como dijo el propio Nicolás desde el palco donde le habló, emocionado, a la multitud. Es que este pueblo que en su momento llegó a sufrir graves ataques violentos, que le costaron muertos y heridos, por parte de una oposición racista y revanchista, tiene todo el derecho de gritarle al mundo: saquen sus manos de nuestros asuntos, miren sus patios internos y se darán cuenta que tras la máscara de la “democracia” que dicen sostener, se ocultan las peores esencias del autoritarismo y la represión como método.
Por eso, cuando al iniciarse el acto central se produjo la fusión entre esa dirección revolucionaria encabezada por Maduro, y la multitud que desde abajo pujaba por demostrar que nada ni nadie va a hacerlos retroceder en el sostenimiento de la revolución, el resultado fue una estruendosa bulla de festejo, pero también de satisfacción porque finalmente todos los males anunciados por la oposición fracasaron. Ni González puso un pie en Venezuela, ni la prófuga Corina, que intentó victimizarse burdamente, pudieron concretar sus malos designios. “Ellos son la muerte, nosotros la vida”, decía una pancarta que llevaba una mujer que ejerce la docencia en Petare, y es tal cual, ya que ellos no tienen nada que ofrecer más que un comportamiento que augura un país para unos pocos -como desea concretar Milei en Argentina- contra un sector mayoritario de la población a quienes desprecian y marginan.
En cambio, Nicolás Maduro, en pocas palabras anunció que el proceso revolucionario se profundizará, que habrá reformas en la Constitución para ampliar y generalizar el diálogo nacional. Que, como siempre, Venezuela estará al lado de los pueblos que luchan por su libertad e independencia. Todo lo contrario de lo que predicen el gobierno estadounidense, Canadá y la Unión Europea, con la crueldad de imponer más sanciones, a los que se suma ese esperpento de la política española llamado Felipe González, que augura un final trágico al presidente bolivariano.
Lo concreto y totalmente confirmado es que Nicolás Maduro juró y asumió el cargo tal cual estaba anunciado, y que el dúo que actúa como amanuense de la conspiración oligárquico-imperialista, sigue gastando saliva tratando de justificar con mil excusas su tremendo fracaso. Quedaron pataleando en el aire, como ya le ocurrió a Leopoldo López, Capriles Radonski o Antonio Ledezma. Todos ellos, como ahora le ocurre a María Corina, deberán jubilarse precipitadamente como golpistas fracasados, o como bien le aconsejó la vicepresidenta Delcy Rodríguez a la mandamás de Vente Venezuela: “Búscate un trabajo y deja de molestar”.
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