Francia. ¿Por qué todo este desastre?

Por Amparo Lasheras, Resumen Latinoamericano, 21 de julio de 2024.

“Siempre nos quedará Paris”, la frase mítica de Humphrey Bogart en la película Casablanca (1942) tal vez ya no signifique nada, excepto para los amantes del cine clásico. El Paris de Picasso y las vanguardias, de Hemingway y la Generación Perdida, de la Resistencia y el Pigalle de Édith Piaf, de mayo del 68, de Sartre y de Beauvoir, de Cortázar, del exilio revolucionario o el del amor bohemio por aquel grupo que tocaba jazz en una esquina del Quartier Latino, desapareció en el tiempo.  Mirando en la distancia parece que todo es producto de la literatura, que ya solo permanece en la memoria cultural de una generación que, hoy, contempla con estupor como los derechos por los que tanto luchó se han convertido en meros negocios de la privatización. Desde el 26 de julio hasta el 11 de agosto, París acogerá por tercera vez en la Historia la celebración de los Juegos Olímpicos, 15 días siendo el centro del mundo. El Gobierno ha decidido que con ese estatus París tenía que mostrar su capitalismo más sofisticado y ser, más que nunca, la Ciudad de la Luz. Más de 80 ONGs, agrupadas en el colectivo Revers de la Medaille, han acusado a la Administración de realizar una exhaustiva “limpieza social” en las calles, barrios y puentes de Paris, desmantelando, en pocos días, campamentos donde inmigrantes y personas sin hogar han malvivido durante años. Recuerdo que cuando el mar Egeo se convirtió en la ruta más importante de acceso a Europa para las personas en busca de refugio, empresas turísticas de Centroeuropa, las que operaban en las islas griegas, se “quejaron” de la “molestia” que suponía para las vacaciones de sus clientes encontrarse en las playas con el “incomodo” drama de la inmigración. Ya sea en Paris, en Grecia o en los bosques de Berango, la visión explicita de la pobreza importuna porque ataca directamente a la insolidaridad y al individualismo de la incultura que nos imponen. A pesar de ello siempre habrá quien recuerde Casablanca y se pregunté ¿por qué todo este desastre?

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