Nación Mapuche. Liliana Ancalao: “Hablar de memoria colonizada es buscar caminos para entender”

Por Inés Busquets / Resumen Latinoamericano, 18 de septiembre de 2022

La poeta originaria Liliana Ancalao conversó con APU en VIVO sobre el autoreconocimiento de la lengua materna, la búsqueda de los ancestros, la reconstrucción de la identidad y la visibilidad del pueblo Mapuche.

AGENCIA PACO URONDO: ¿Cómo empieza el descubrimiento de tu lengua madre, tu lengua originaria?

Liliana Ancalao: Yo nací a 800 kilómetros del origen territorial, Comodoro Rivadavia queda yendo por la ruta 26 y la ruta 40.Está bastante lejos de los lugares de nacimiento de mis padres, en las vacaciones siempre íbamos al campo a la casa de mi abuela materna, Roberta Mapeiman. Ahí aprendí algunas palabras en Mapuzungun (Mapuche) sin tener noción que se trataba de un idioma originario. Pasé mi infancia en Diadema, donde llegaban parientes que trabajaban cerca y dejaban su caballo atado al cerco de mi casa. Nos abrigábamos en matras tejidas en telar mapuche. Mi mamá nos preparaba comidas típicas, viví inmersa en la cultura mapuche sin saberlo. Nos dábamos cuenta que estaba censurado a nivel social el ser mapuche, no se hablaba de nosotros en la escuela ni afuera. Yo tenía conciencia que era diferente a mis compañeros de escuela, escuchaba historias de mi abuela y mi mamá sobre las ceremonias religiosas mapuches llamadas Camaruco. Recién después de mi adolescencia pude darle el nombre de mapuche a esa diferencia.

APU: ¿Fue como un proceso de auto reconocimiento?

L.A.: Yo no había dimensionado de qué se trataba, sino que fue a partir de este reconocimiento identitario de saberme mapuche que comencé un camino de regreso al origen donde ya fui consciente del porqué de estas diferencias, porque no sabía yo que era mapuche, porque había sido silenciado mi idioma y escondida mi cultura. Fue un camino de reaprender, recuperar.

APU: ¿Cómo era en la adolescencia cuando escuchabas la historia oficial de colonialismo?

L.A.: La cuestión histórica empezó a pesar más en el año 1992 cuando se cumplieron los 500 años de la conquista de América, empezamos muchos a revisar críticamente con más fuerza la historia. A nosotros el despojo nos llegó en 1885, allí devino la matanza y la esclavitud para nosotros. Está probado que el pueblo mapuche enseguida entablaba con los nativos de los lugares, seres visibles e invisibles.

APU: Empezás a trabajar con tu lengua materna y allí aparece la poesía como canalizadora… ¿Cómo se da ese camino?

L.A.: Empecé a escribir en mi adolescencia y empecé a mostrar mis escritos en la juventud. Empecé la carrera de Letras, ya escribía poesía y era mi expresión para comunicarme, edité mi primer libro llamado Tejido con lana cruda y solo en la tercera parte del libro mostré algunos poemas que tenían que ver con mi identidad. En el ingreso del libro hablo de cómo volver a leer este libro. En la Universidad en el año 2001 un profesor lingüista me convocó para estudiar un aspecto de mi idioma Mapuzungun. Yo ya venía aprendiéndolo de forma más bien asistemática y sin mucha continuidad, nos juntábamos algunos días y lo íbamos hablando. Con las nociones que me acercó este profesor pudimos armar una base para trabajarlo mejor. En el 2001 publiqué mi primer libro bilingüe llamado Mujeres a la intemperie, en el año 1994 cuando armamos la comunidad ñancunahuen acá en Comodoro Rivadavia el camino se profundizó, tuvimos como objetivo recuperar nuestro idioma, asimismo participar de rituales tradicionales mapuches y otras expresiones propias de nuestra cultura, todo eso se volcó en mi poesía. El camino espiritual esta sobre todo en Mujeres a la intemperie.

APU: Recuperando el idioma y las tradiciones de aquellas costumbres de tu infancia…

L.A.: Todo eso forma parte de un conocimiento, todo está vinculado al territorio, a ñen, a los nehuen, a la medicina. Todo es un círculo de reciprocidad, yo no lo llamaría costumbres sino unas cosmovisiones, modos de ordenar el mundo, la tierra no nos pertenece sino que somos parte de ella, nos relacionamos con los otros seres pero no nos pertenecen. En ese pensamiento los pueblos originarios de América y el mundo nos parecemos mucho.

APU: Estamos en el mes de la madre tierra también…

L.A.: Esa concepción de madre tierra no forma parte de nuestra manera de ver el territorio, las relaciones maternales y paternales no son relaciones que se entablan con la naturaleza para nosotros. Habría que ver de qué pueblo originario viene eso, o tal vez del colonialismo. Está bien que se vayan tomando cuestiones de reconocer a la tierra y respetarla.

APU: Me gusta en Rokiñ, provisiones para el viaje que hacés un manifiesto de por qué escribís, hablás de nuestra historia contemporánea en referencia al despojo actual a los pueblos originarios. ¿Podrás contarnos un poco tu visión sobre eso?

L.A.: Cuando comenzamos a surgir como comunidades en las ciudades tuvimos que enfrentar y lo seguimos haciendo, aclarando que no respondemos al estereotipo de cierta apariencia y ciertas actividades. Tuvimos que empezar a decir que estábamos vivos, la historia oficial nos había eliminado desde la conquista del desierto, empezamos a mostrar que estábamos vivos porque estábamos invisibilizados. De alguna manera fue una provocación que el 12 de Octubre sea llamado “Encuentro de culturas “la palabra destrucción no aparecía, en vez de festejo para nosotros era una hecatombe. Le dedicamos mucho tiempo a la historia ancestral, los conocimientos, nuestro territorio. Las demás historias del despojo tenían que ver con nosotros, tenía que ver cuando el Estado nos cede territorios restringidos y lo sigue haciendo. Siguen los conflictos con los estancieros que corren los alambrados y con los mercaderes que estafan a los mapuches en sus cuentas cuando deben pagar, siempre historias muy tristes, memorias colonizadas también para nosotros mismos ya que se usaban palabras foráneas para contar nuestra propia historia. Ver en la memoria reciente qué estaba colonizado y qué quedaba de nuestra historia ancestral. Hay una necesidad de combinar nuestra historia ancestral con nuestra historia reciente. La historia Argentina estuvo muy vinculada con la historia de los pueblos originarios, los militares en su historia fueron probando con nuestros hermanos métodos de tortura y desaparición que después estuvieron presentes en la dictadura de 1976.Fueron probando su violencia con nosotros primero. Hay que pensar juntos.

APU: Decís “escribo para que drene esta memoria, escribo porque aprendí la derrota, sin embargo derrotada aun escribo”…

L.A.: Hablo del genocidio fundante, hablar de memoria colonizada es buscar caminos para entender.

APU: Me gustaría que compartas algún poema de Rokiñ…

L.A.: Hablando de memorias que circulan en las familias y siempre hay alguna persona que sabe interpretar los sueños, algunos portan mensajes. El sueño se llama “Pewma” es la manera de hablar del sueño onírico, yo no suelo tener sueños vinculados al campo o la tierra. Escribí este poema en referencia a uno que tuve en especial una vez que tenía que viajar en un encuentro de escritores y mi nieto iba a nacer en dos semanas, después tengo otro que tiene que ver con un episodio que tuve con mi padre.

URL de Video remoto

“Casos de Pewma”

No me tocan los Pewma

venidos de la tierra

es que no soy correspondida

porque vivo en la ciudad

ni corazones que palpitan

tirados en la arena

ni choiques de plumas azules

sólo merezco laberintos

mapas

calles sin nombre

y miedo de no llegar a tiempo

como esa vez que iba a viajar

y el Pewma me encerró

en una esquina sin salida

fue su modo de avisar

que no me aleje

le hice caso

y me quede

rondando el mundo

que latía en el vientre de mi hija

y entonces pude estar presente

cuando se abrió la puerta del asombro

y fui testigo

plena

de ese niño de los minutos nuevos

de los recién nacidos padres

Desiderio

alojado en mi casa de pueblera

se sueña

en el campo

anda sereno a caballo

aparta unos novillos

muy cerca del río

pero también me cuenta de este sueño:

un gato me atacó

se me prendió con las uñas al estómago

y lo agarré con fuerza

lo desprendí

y lo tiré

bien lejos

pienso que el Pewma le avisa de peleas

y le digo señalando

el tejido circular que colgué del cielo raso

papá

¿ ves? este es un atrapasueños

de la gente cherokee

una red que no deja pasar los malos sueños

pero a éste no lo atrapó!

siguió de largo!me dice

mientras señala el piso

igual

crucé las alpargatas

para que no se cumpla.

L.A.: Del libro Mujeres a la intemperie tengo “Las mujeres y la lluvia” que es un libro más volcado a la espiritualidad y se lo dediqué a las mujeres porque son mayoría de las que estábamos buscando recuperar el idioma y la historia, ahora se sumaron muchos varones también.

“Las mujeres y la lluvia”

Cuando niñas vamos sueltas por el patio

y el sol nos persigue a caballo

pero la luna implacable nos va dejando

sus mareas

hasta que nos desvela

y esa noche encontramos

un cántaro

en el lugar de la cintura

aprendices de machi las mujeres

nacemos así al roció

listas para mirar los barcos que se

pierden

descalzas a la neblina antes de que

amanezca

nervaduras de lluvia nuestras manos

levantadas al cielo

te salpicará el amor

parirás sin amarras

y recibirás con ojos arrasados

la visita intermitente de la risa

permanecerá la llovizna en tu vientre

porque no te atreverás a ser la madre

de todos los desamparos

que andan por la calle

caudal desubicado te desarmará

en pájaros que no saben hablar

a borbotones no podrás decir

lo que quisieras

mejor dejarlo que se derrame despacio

decir

permiso tengo lluvia y alejarse

a una altura al mar al cielo

hasta que vuelvan a apretarse los musgos

en las profundidades

yo conozco mujeres que nunca se alejan

le abren la compuerta a sus gorriones

y lloran

enjuagan el trapo mojado lo estrujan

limpien con él la tabla

pican cebollas

igual hacen las camas

barren la casa peinan a los chicos

igual lavan

dónde aprendieron

hay otras que se pasan la vida

domesticando

a sus pájaros

porque no quieren que irrumpan sin

aviso

y los beba el enemigo

guardan su sangre su ausencia quietas en

el fondo

y apuntan con palabras nítidas de cuarzo

que van a dar al blanco

yo a las palabras las pienso

y las rescato del moho que me enturbia

cada vez puedo salvar menos

y las protejo

son la leña prendida de atahualpa

que quisiera entregar a esas mujeres

las derramadas las que atajan sus pájaros

una vez en febrero yo estaba ahí

en el campo

y se llovía todo

parecía la furia de cai cai sobre nosotros

el agua estaba helada

las ancianas prosiguieron el ritual

y tuve que quedarme

hasta cuándo aguantaremos

pará la lluvia Dios es demasiada

no la bebe la tierra se atraganta

y somos casi nada

trazos de tiza borrados por el agua

después de unos siglos el sol abrió las

nubes

la voz gastada de meridiana epulef

levantó el taul del cauelo

pensé que dios podía ser ese arcoíris

o los caballos en fila

moro zaino pangaré tostado bayo

saludando al horizonte despejado

huele tan bien la tierra después del

aguacero.

Fuente: Agencia Paco Urondo

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